Queenstown – La ciudad de la adrenalina
Queenstown es la capital de la aventura en Nueva Zelanda y desde aquí se puede reservar cualquier deporte que dispare adrenalina a nuestro organismo. Esta situado en la costa norte del lago Wakatipo debajo de la cordillera de los Remarkables y a pesar de que en la década de los 70 era un tranquilo pueblo se ha convertido en un hormiguero de viajeros que buscan emociones fuertes. Debido a esto, también ha evolucionado y cualquier día de la semana es propicio para salir de marcha.
Desde la playa podemos ver el lago Wakatipu, el cual según una leyenda maorí fue formado debido a la huella de un demonio dormido y herido por un amante de una mujer maorí capturada por el mismo demonio. Es la hermosa forma que tienen para explicar el por qué el nivel del agua sube 7 cm cada 5 minutos. Según ellos, el agua sigue subiendo porque aquel demonio sigue vivo y el latir de su corazón es el causante de este fenómeno.
Muy cerca de la playa (las distancias son cortas en Queenstown) se encuentra su jardín, el cual vuelve a sorprendernos por sus coloridas rosas y flores como por la altura de sus inmensos árboles. Podremos observar la grandiosidad del Sequiadendron Giganteum, un árbol originario de los Estados Unidos. Además estos jardines son un buen lugar para conocer un juego típico de Nueva Zelanda. Nosotros también solemos jugar al frisbee pero aquí montan unos hoyos (como si fuera golf) y hay que conseguir introducir el frisbee en unas canastas de metal plantadas para la ocasión en el menor número de lanzamientos.
No obstante, la gran atracción del pueblo es el Skyline Gondola. Situado en lo alto de la colina, al cual se puede acceder andando o el teleférico, desde ahí podemos hacer bungy jumping, tirarnos por el Luge, hacer tirolina, descensos frenéticos off-road… lo malo es que Queenstown es muy caro y todo lo que queramos hacer es muy caro. Sin ir más lejos, el ticket de ida y vuelta del teleférico cuesta 23$ y cada actividad suele rondar los 100-200$. Aunque también hay algún bono en el que se puede subir en teleférico y poder tirarnos por la pista de Luge. Es una pista asfaltada de 800 metros de longitud en la que nos lanzamos con una especie de trineo con ruedas. El bungy jumping, lo mismo que el puenting pero con 3-4 rebotes, no es alto si lo comparamos con el de 134 metros que se puede hacer en las proximidades pero no deja de quitar el hipo.
Lo cierto es que en lo alto de la Skyline Gondola también podemos disfrutar de sus vistas dada su altitud y no decepcionan en absoluto. Incluso podremos comer en su restaurante si nos queremos pegar un pequeño lujo al bolsillo. A lo lejos, enfrente nuestra, vemos la cordillera de los Remarkables y en dirección noreste alcanzaríamos Kingston tras recorrer sus 42 kilómetros de distancia. Si giramos la vista hacia el este veremos dos picos, el Cecil peak (de 1974 metros) y el Walter peak (1815 metros). Asimismo, si recorremos con nuestra mirada el lago Wakatipu en dirección este nos imaginaremos a lo lejos el pueblo de Glenorchy.
Antes de dejar Queenstown deberemos hacer dos cosas: una de ellas es probar uno de los famosos helados del café Patagonia (con un cucurucho de los de verdad) y por otra parte degustar en Fergburger la mejor hamburguesa de toda la isla sur según la revista Lonely Planet. Del mismo modo, habría que aconsejar al viajero que en caso de aparecer en Queenstown en Domingo se pasase por los bares de la zona de la playa para poder escuchar música en directo. La gente que toca en la calle suele ser contratada por los bares a cambio de algo de dinero o comida y bebida gratis y el pueblo sale enriquecido por ser un punto multicultural. De hecho, hasta llegar a Queenstown no había tenido la oportunidad de escuchar castellano. Aquí puedes encontrar gente de toda Sudamérica, de España o incluso con gente de tu tierra.
Es incompresible pero la ilusión que obtuve al poder hablar en euskera con alguien aquí fue especial, sobretodo porque con la cultura que tenemos allá no llegamos a apreciarla del todo y gente como yo (la cual conoce la lengua pero no la suele practicar) somos los causantes de que se pueda llegar a perder. El drama mejor dejarlo en casa así que un consejo: si tienes una cultura y lengua propia haz lo posible para no perderla. Cuanto más multiculturales seamos mejor aprenderemos a respetarnos y es la única forma que existe para que un pueblo exista, ya sea en un mapa o en nuestro sentimiento.
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Trabajar en Queenstown
La ciudad de Queenstown es propicia para trabajar por 2 motivos: es un lugar tremendamente turístico y tiene 2 temporadas altas. La primera es en verano, entre diciembre y marzo, y la segunda en invierno, entre junio y agosto. Esto nos ofrece muchas oportunidades, y tan sólo hay que saber aprovecharlas. Para ayudaros en el camino, vamos a tratar de ayudaros un poco.
Estudiar inglés en Queenstown
Queenstown es un buen lugar para hacer turismo y para trabajar, pero para esto último sí que es verdad que tendremos muchísimas más posibilidades si tenemos un buen nivel de inglés. Dominando el idioma podremos optar a trabajos mejor remunerados, en oficinas o en empleos en los que debamos atender al público.
Por todo esto, y porque estudiando en Queenstown daréis envidia a toda persona que os pregunte, no dudéis en darle una oportunidad a las academias de primera calidad de la ciudad.
Fotografías | Smehealthandsafety, Gorentals, Boagworld, Nibblesandfeasts, Ireport, Rochaaldia y Dadeveras
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