Fergburger, la mejor hamburguesa de Nueva Zelanda te espera en Queenstown
La gula es un parásito envenenado que no entiende de culturas ni de idiomas. Es un roedor impaciente, una hormiga implacable que no se detiene ante nada ni ante nadie. Los ojos, esos esbirros gastronómicos que se basan en su agudizado olfato, son los encargados de dirigir las piernas que nos mantienen en pie en contra de nuestra voluntad.
Esos prismáticos de sabores nos llevarán a Queenstown, uno de los rincones más bonitos de la isla Sur de Nueva Zelanda, entre otros motivos por estar rodeado por los Alpes del Sur y por bañarse a orillas del lago Wakatipu. Allí, en una de sus calles principales, guardaremos cola pacientemente para hacernos con una deliciosa Fergburger, la hamburguesa más famosa de todo el país. Y creedme si os digo que no lo lamentaremos.
Las hamburguesas y sus ingredientes
Tenemos a nuestra disposición una infinita variedad de hamburguesas de todo tipo de sabores y texturas, tanto si somos unos carnívoros empedernidos como si somos vegetarianos. Son extremadamente caras si las comparamos con las que venden en las grandes cadenas de comida rápida. Claro que, en compensación, nos ofrecen una calidad imposible de igualar, desde su pan crujiente hasta la materia prima de sus ingredientes.
Tienen nombres tan diversos como ‘Cock Cajun‘ (solomillo de pollo con especias de Cajún, enfriado con yogur de limón), ‘Tropical Swine‘ (ternera de Nueva Zelanda con bacon americano, queso cheddar y piña), ‘Sweet Bambi‘ (ciervo salvaje de Fiordland con salsa Chutney), ‘The Codfather‘ (bacalao azul fresco con cerveza bañada en eneldo) o ‘Bun Laden‘ (empanadas de falafel acompañadas con yogur de limón y salsa de chile chipotle). En total son 22 hamburguesas, a las que podremos añadir diferentes salsas para dejarlas a nuestro gusto.
La hamburguesa común, la denominada ‘Fergburger’, está compuesta por ternera neozelandesa, tomate, lechuga, cebolla roja y alioli. Quitando la carne o pescado de la hamburguesa y las salsas que las acompañan, todas estas delicatessen incluyen la lechuga y el tomate e incluso se les unen a la fiesta otros actores secundarios como el aguacate, el cilantro, el coco, el albaricoque o la jalea de menta.
En pocas palabras, para chuparse los dedos.
La hamburguesa más grande
Seamos claros. La sociedad, la nuestra, como humanos que somos, comenzó un pleito contra su ego desde el mismo día en el que nació. Y aquí estamos, todavía de juicio. Y por mucho que queramos negarlo, las verdades no siempre son políticamente correctas, pero es necesario que la honestidad salga a la luz de vez en cuando. Nos gusta mirarnos el ombligo para comprobar quién la tiene más grande. Fergburger se dio cuenta de este dilema y por eso creó la ‘Big Al‘ a su imagen y semejanza.
¿En qué consiste esta hamburguesa? Básicamente en poner el doble de cantidad de cada ingrediente: media libra de ternera neozelandesa (unos 250 gramos), tiras y tiras de bacon, mucho queso, dos huevos, remolacha a rebosar, lo que podría ser perfectamente una lechuga entera, un canasto de tomate, cebolla roja y abundante salda de alioli. Una auténtica bomba de relojería.
Mi experiencia
Os mentiría si os dijera que comí una sola hamburguesa, así que seré claro: caí en la tentación cuatro o cinco veces. La culpa, en parte, la tiene la propia ciudad. Su ambiente es increíble, y durante todos los días de la semana siempre hay alguien que se anima a salir a dar una vuelta. Este hecho repercute en tu vida social, que se ve exponencialmente multiplicada cada día que pasa.
Mi primera vez fue bajo la impunidad de un día soleado. Quería estar sobrio para mi primera comunión con la Fergburger y, si no recuerdo mal, la agraciada a la que le hinqué el diente fue a la ‘Cockadoodle Doo‘, una apetitosa hamburguesa de pollo al grill con tomates secos y tapenade. Y ahora que tengo la oportunidad de saber qué es el tapenade todavía me entran más ganas de repetir. Se trata de un condimento elaborado con aceitunas negras machacadas finamente a las que se le añaden alcaparras, anchoas y aceite de oliva. Por lo que parece, esta guarnición es típica de la Provenza francesa, lo que me lleva a reflexionar cómo es que utilizan ingredientes de diferentes gastronomías para estas hamburguesas. La razón tiene fácil solución: en Nueva Zelanda no hay gastronomía propia.
Mi segunda y tercera vez, soy un tipo de costumbres, vinieron de la mano de la noche. El refulgir de las estrellas sobre la luna, sobre la vía láctea que cruza de extremo a extremo el ancho mar del cielo de Nueva Zelanda, hace que la Fergburger tome las calles de Queenstown. Y su playa. Y por su puesto sus hogares. El insaciable estómago exige combustible a partir de las dos o de las tres de la mañana, que es cuando la algarabía de la fiesta comienza su decadencia. Es entonces, y sólo entonces, cuando le llega la hora a los valientes. Las cervezas, el reggae y el rock dejan paso al sudor, el dub y la rotura, sin que les importe en ningún momento que al día siguiente haya que madrugar para ir a trabajar. En ambos casos, tanto los más cuerdos como los más aguerridos, se pasarán por la Fergburger al finalizar la contienda para disponer de su merecido premio.
Guardo especial recuerdo de la ‘Big Al’. Venía de Te Anau con una pareja de holandeses después de habernos conocido mientras realizábamos el Kepler track, cuando decidimos que ya iba siendo hora de acabar nuestras penurias. Después de una reconfortante ducha, nos citamos para cenar en el santuario por excelencia y pedimos la madre de todas las hamburguesas. Compramos patatas fritas también, pero aunque mi hombría pueda quedar en entredicho, he de admitir que tuvimos que dejar tres cuartas partes sin probar.
La ‘Big Al’ es monstruosa. No cabe en la boca, la yema de los dos huevos anega el crujiente bacon y el sabor de la carne de vacuno se esparce por toda la boca con la virulencia de un tsunami. Tras terminar esta hamburguesa eres hombre muerto, un despojo humano que se echa al suelo para llegar rodando a su alojamiento.
La vida está llena de pruebas. Y la ‘Big Al’ es una de las más complejas.
Precios y otras comidas
Los precios de este manjar de la comida rápida varían unos cuántos dólares neozelandeses. De este modo, la más barata cuesta NZ$11 (‘The Fergburger’), mientras que la más cara vale NZ$18,50 (‘The Bulls Eye’). Entre medio hay opciones para todos los gustos, donde el precio más repetido es el de NZ$12,50.
Si queremos patatas fritas, por su parte, tendremos que abonar NZ$4,50. Por este precio podremos elegir la salsa que más nos guste. Asimismo, en el establecimiento también venden anillos de cebolla caseros con salsa de alioli por NZ$5,50 o raciones de calamares con mayonesa wasabi de la casa, por NZ$5 la media docena y NZ$9 la docena entera.
En el local sirven desayunos, así que desde primera hora de la mañana ya tiene movimiento. Sus dos platos estrella son el ‘The Morning Glory‘ y el ‘The Dawn Horn‘, que valen NZ$10 y NZ$12,50 respectivamente.
Dirección
42 Shotover Street Queenstown Town Centre 9300, Nueva Zelanda
Datos de Contacto
- Email: admin@fergburger.com
- Teléfono: 00-64-3-441-1232
Más información | Fergburger
Fotografías | Te photos, Adventures of Chris Blanchard, Nick and Cookie, Love Antoinette, Lost and found in Nz, Crowne plaza, Un cambio de aires, Manali and Terry y Ksuyin
En Cómo ser un kiwi | Luge de la góndola de Queenstown y Rotorua
¡¡Divertidísima crónica!!
Me alegro que te guste 🙂
la mejor del Mundo.
Vivi y Marce
desde uruguay
Esta hamburguesa no se nos va a escapar 😉
Hola, chicos.
Si os pasáis alguna vez por Queenstown no tenéis que desaprovechar la ocasión. Comerla en la orilla del puerto no tiene desperdicio 🙂
Saludo.
Esta hamburguesa es brutal! Entras con un «yo puedo» y sales con un «mañana no desayuno» Muy rica!
MB
Si te comes la hamburguesa normal es factible acabar con las patatas fritas. Eso sí, en el caso de pedir la gigante quizá sea necesario ir en ayunas, jeje.
Lo mejor de todo es que aparte de ser grandes, están muy ricas 😉
¡Un abrazo!
Ya te digo , hace una semana paseaba por allí y me veo a un tío sentado en la lago comiéndose con unas ganas una súper hamburguesa y con mi inglés de primaria conseguí que me dijera donde las hacían, un Colón de la ostia , Japós haciéndose fotos con burgués , gordacos comiendo de dos en dos y a la hora me la dieron , una pasada peazo hamburguesa , y no es tan cara , aún me quedo un trozo para la cena,
Adeu
Hola, encuentro muy elevado el precio de la burger pero se ve muy buena, esos son los precios de una burger normal por allá? o en este caso el precio está sobre el promedio por su calidad?.
simplemente es para contextualizar las cosas, mil gracias!
excelente sitio, tiene info muy útil que ninguna otra pagina menciona!
Hola.
No es lo mismo comer una hamburguesa en un bar que en un lugar donde la especialidad sea la hamburguesa. Las calidades son muy diferentes y, como en todos los países, el precio sube o baja en función de ello. Lo que no se puede negar es lo buenas que están 😉
Me alegro que la página te resulte útil. Un saludo.