En Wellington mi ruta de viaje
Hemos cruzado el charco con éxito. A mi llegada al puerto, centenares de fotógrafos en posición de asalto con la rodilla en tierra disparando sus flashes a quemarropa. Después de seguir el protocolo y dedicar unos minutos a cada corresponsal allá plantado toca seguir recorriendo Nueva Zelanda.
Wellington es la capital de Nueva Zelanda (designación datada en el año 1865) y la segunda ciudad más grande de la isla norte detrás de Auckland. Su nombre proviene en honor a Arthur Wellesley, primer duque de Wellington, vencedor de la Batalla de Waterloo. En maorí podemos llamarla de tres maneras:
- Te Whanganui-a-Tara: se refiere al puerto de Wellington y significa «el gran puerto de Tara».
- Te Upoko-o-te-Ika-a-Māui: significa «La cabeza del pez de Māui».
- Pōneke: actualmente es rechazado debido a que se cree es la transliteración del antiguo nombre que recibía el puerto en inglés.
Como anécdota deciros que la ciudad se levanta sobre unas fallas, una de ellas cruzando el mismo centro por cierto. En 1855 hubo un terremoto, el más devastador de toda la historia de Nueva Zelanda, con 8,2 en la escala de Richter por lo que podemos afirmar que Wellington es propenso a este tipo de fenómenos naturales.
Los Kiwis se pueden multiplicar usando la misma técnica de Gotrunks. Dicho y hecho. Unos minutos de concentración suficientes para expandir mi cuerpo a otros seres en el nuevo ataque de los clones.
Las aguas del puerto son bravas llegando a ser encolerizadas gracias a un viento que hace temer por nuestra levitación accidental. Por fortuna no siempre es así lo que da acceso al paseo del puerto, transitado principalmente por corredores no importándoles si en la calle hace sol o lluvia, frío o calor.
Todo el mundo ha visto un arco iris a lo largo de su vida. Decenas. Probablemente centenares. Por increíble que parezca nunca nos cansamos de mirarlos fijamente y en Nueva Zelanda se da un caso muy curioso: la mayoría de las veces podemos ver un arco perfecto y a los osos amorosos descendiendo por sus toboganes a toda pastilla. La vía láctea como nunca la hemos apreciado por las noches. La paleta de colores al completo durante las horas de luz. Todos los días una grata sorpresa de la que no querremos desprendernos jamás.
En el paseo marítimo nos cruzaremos con el parque de skate y bmx y podremos contemplar los graffitis del lugar en unas paredes colocadas por el ayuntamiento para que los artistas den rienda suelta a su imaginación. ¿Aprenderemos de esta solución para que los graffiteros no «alteren el orden público»?
En el centro de Wellington tenemos todos los puntos de interés: el funicular que nos elevará para disponer de hermosas vistas de la ciudad, su centro cívico, su biblioteca, el parlamento, sus museos, el jardín botánico y el tejido comercial que envuelve todo lo citado en calles repletas de tiendas y bares.
Para quien busque Internet gratuito que se vaya olvidando de pisar la biblioteca porque nos cobrarán por ello, sea a través de sus ordenadores o nuestro portátil. ¿Oís el abucheo general? ¡Buuuuuuuu!
Llegados a este punto toca hablaros del museo nacional de Nueva Zelanda. Su nombre es Te papa y el significado en maorí vendría a ser «nuestro lugar». El edificio, mezcla de arquitectura maorí y europea, dispone de 6 pisos para el deleite del visitante. En el segundo de ellos, aparte de las salas condicionadas para las exposiciones, podremos adentrarnos en una recreación de un bosque al salir al exterior. Nos enseñarán las diferentes capas de la Tierra y la diversa vegetación que podemos encontrarnos en Nueva Zelanda. Incluso visitaremos una cueva artificial oscura como ella sola.
Actuaciones de música en directo, danzas, proyecciones audiovisuales, juegos interactivos, arte maorí, exposición de huesos de la mayoría de especies marinas de la zona (incluyendo un esqueleto de la gran ballena azul, el mayor mamífero que jamás ha existido)…
¿Su precio? Gratuito. ¿Oigo aplausos?
Te Papa – Museum of New Zeland
p.d: hay zona azul en las inmediaciones pero el fin de semana no se paga. La otra opción sería aparcar unas horas en el supermercado New World de enfrente (teniendo cuidado de que los empleados no se queden con nuestra matrícula). Si queremos ir a lo seguro, seguir el paseo del puerto por la calle «Oriental Parade» y dejar nuestro coche en el primer hueco donde no exista la zona de pago.
¿Distancia aproximada? 10-15 minutos andando. Creo que compensa.