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Wanaka – Un pueblo para quedarse

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A poco más de una hora en coche desde Queenstown nos plantamos en la pequeña localidad de Wanaka. Hasta hace poco se trataba de un pequeño pueblo dormitorio pero la tendencia esta cambiando radicalmente debido a la llegada de snowboarders y por la proliferación de los deportes de riesgo. Dentro de unos años puede que la marcha se instaure aquí pero hasta entonces podremos disfrutar de su tranquilidad.

El responsable de ese sosiego es el lago Wanaka (pronúnciese como si tuviera tilde, Wánaka). A simple vista parece pequeño pero en un artículo posterior se podrá ver su grandeza desde las alturas. Hay una playa de piedras que se extiende por todo el pueblo y sin duda se convierte en un placentero paseo, sobre todo por compartir el momento con los numerosos patos, gorriones y gaviotas que se acercarán a nosotros sin pedir comida a cambio.

El lugar que recomiendo para alojarnos sería el Purple backpackers. Nos servirá para descuentos tanto la tarjeta BBH como la YHA y por el precio medio (25$) dispondremos de la comodidad de un baño con ducha en nuestro cuarto compartido de 4 camas. Todo lo demás, Internet, lavandería… será caro pero digamos que los precios en Wanaka son incluso mayores que los de Queenstown. Por si antes no lo había mencionado, deciros que Nueva Zelanda no es un país barato como podíamos imaginar. La comida en restaurantes puede ser algo más barata pero no encontraremos ninguna ganga en las tiendas de ropa (exceptuando las de segunda mano).

Perderse en Wanaka es difícil. Dos carreteras principales cruzan el pueblo y después una vía comercial parte en dos su cuerpo. Todo esta muy cerca y podríamos decir que el centro lo señala el gran supermercado. Os haré también dos recomendaciones. Una de ellas es para aquellos que sepan disfrutar de una buena cerveza después de una larga caminata y la otra es para los que amen el cine.

La cerveza del bar-cafetería Cluden House ha ganado premios por toda Nueva Zelanda y por un precio normal podremos tomar media pinta o una entera (rubia o tostada). Si hace bueno encontraremos comodidad en su terraza y podría ser el lugar propicio para ir con un buen amigo a charlar tranquilamente.

Para los amantes del séptimo arte el Cinema Paradiso es vuestro destino. No os asusteis si veis sillones y sofás a vuestra entrada, no os han robado (echad un vistazo de todas formas). Simplemente esa es la forma de entender la sala. Podremos descalzarnos, echarnos en el sofá si hay hueco e incluso podremos comer pizza o tomar una cerveza durante la proyección. ¿Alguien da más?

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