Carta abierta – De Kiwi a Kiwi
Tan tranquilo que estaba yo en mi piso, con mi gente, mis cosas. Echo la mirada hacia atrás y veo una persona conformista, inapetente de nuevas vivencias en el día a día, segura de sí misma pero en lo que conoce. Con muchos posibles proyectos en la cabeza pero durante muchos años no llevados a cabo quién sabe por qué. Aunque en realidad la explicación es bien sencilla: nos hacemos a un tipo de vida y tenemos tanto miedo a no adaptarnos a lo inexplorado que nos estancamos. Es verdad, hay viajes que deben servirnos para ordenar bien las piezas del puzle de nuestra cabeza pero incluso ahí tenemos pánico a volver sin las ideas claras. De todas formas, pase lo que pase, si no damos el salto nunca lo sabremos.
Se daban todas y cada una de las condiciones necesarias cuando me lo propusiste. En aquel momento no era el miedo quien me echó para atrás (o puede que sí, ¿cómo saberlo?). Primero debía resolver el rompecabezas de mi vida para tomar una decisión, a pesar de tu marcha a Nueva Zelanda. No te ibas a otra ciudad, tampoco para unos meses. Te alejabas de lo conocido a lo desconocido por tu cuenta a la otra punta del planeta. Quizás para no volver.
No era una despedida cualquiera, tampoco pretendía serlo. Ya no tenía la certeza de volverte a ver como en épocas pasadas en la que hacías vida fuera de Barañain. Esta vez era distinto. Tus nervios eran contagiosos antes del triple salto mortal y las mariposas también revoloteaban por mi estómago, siendo incapaz de domesticarlas.
Eres el hermano pequeño que nunca tuve, yo el hermano que con tantas ganas quisiste que llegara. De carácter tan distinto como impredecible. Hiperactividad chocando con mis acciones pausadas, ambas igual de válidas.
Gracias por ser como eres, gracias por haber sido la excusa que encontré para romper el cascarón de un nido construido a base de paja. De no haber sido por ti hoy no estaría a 20.000 kilómetros de casa. No habría podido vivir esta experiencia ni haber conocido los lugares y las gentes de esta isla. Por no haber, tampoco existiría este blog en el que en este preciso instante posas tu mirada.
Me alejo de Queenstown, de un hogar que me ha hecho sentir como en casa. Gran parte de culpa la tienes tú también, Dani, por ofrecerme tu eterna sonrisa acompañada de un té calentito. Puede que no nos volvamos a ver o que no vuelva a pisar el suelo de sus calles. Nunca se sabe pero cuando de verdad queremos mantener una amistad no importa la distancia. Y en todo caso, aunque el contacto se evapore siempre podremos apelar al recuerdo. Si no te importa, me llevaré un trocito de tu Chile conmigo.
Desde la gran roca miras al horizonte, al futuro que vendrá. No puedes adivinar qué te deparará el mañana pero haz el favor de aguantar un poco más ahí arriba. Espera a que un amigo dé los últimos pasos que nos separan y compartamos el momento. Meses atrás lo pensabas: I wish you were here. Bien, ya estoy aquí. Veamos un nuevo amanecer juntos en el presente.
De Kiwi a Kiwi, hermano. Allá iré donde me necesites.
Ya era hora ya…
Ya quería yo más entradas de este tipo, y menos rollos travesivescos.. jajajaja.
No me despedí decentemente de tí, y ni siquiera te mandé un email.. Eso no significa que no te siga, como ves, leyendo esos pasitos que das día a día.
Me alegro que lo estés disfrutando tantísimo, que te esté llenando tanto como esperábas, y como yo creía que te lo iba a hacer.
Veo que no sólo en tierras navarras dejas a los tuyos.. en tu camino lejano también saludas y despides.. y siempre con una fuerza en el corazón mayor que la que has tenido hasta ahora.. 😀
Un besazo enorme guapetón, sigue así y cuídate.
Mua!
Xabi…este blog me ha dado la oportunidad de saber un poco ma de tis..desde que te conoci, me parecias, y me parecian (por Mikel), dos tipos fuera de serie…y vaya si lo sois, amigos!!! Estoy muy contento, feliz de haberos conocido!!! Sobre el fin de esta semana, me mudare por 15 dias a lo de Dani y Mikel…que bien la voy a pasar con tu colega!!!
Xabi, seguro nos veremos por algun lugar del mundo, sigue tu camino, disfruta cada momento como veo sabes hacerlo. Y como dicen los colegas motoqueros de la Solo Moto, que seguro la habras leido alguna vez…rafagas!!!! B
¿Ahora resulta que voy a tener que escribir menos sobre el viaje en sí (me imagino para dejar de dar tanta envidia) y ponerme más sentimental? veremos si nos ponemos más románticos o no, depende del público jeje.
¿Motoqueros de la Solo Moto? ¡eso suena a alguna secta Argentina por lo menos! Lo cierto es que el blog aparte de ser un escaparate desde el que se puede ver Nueva Zelanda y ayudar a la gente a no venir tan perdida está sirviendo para conocerme mejor o simplemente conocerme. ¡Encantado de haberme cruzado en tu camino Berni!