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East Cape isla norte de Nueva Zelanda – Parte 3

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Después de haber perdido el rumbo en los últimos artículos, va siendo hora de volver al camino que un buen día comenzamos. Os pongo de nuevo en antecedentes, estamos en East Cape y conducimos rodeando el cabo según las agujas del reloj. ¿Qué pasa, si como yo, eres de las personas que no llevan esposas en sus muñecas? entonces no queda otra que averiguar cuál es tu derecha e intentar dar un rodeo en esa dirección. ¡Ánimo, que no es tan complicado! Recordad, eso sí, que cuando la copiloto dice girar a la izquierda está insinuando todo lo contrario. Al menos, es a lo que estoy acostumbrado en el seno de mi familia y creo no estar engañando a nadie…

Parada en el camino con bonitas formaciones geológicas

Iglesia Raukokore en Papatea Bay, Nueva Zelanda

La carretera sigue siendo buena, con sus características obras en las orillas de las mismas, debido a pequeños desprendimientos de tierra. A nuestro paso, dejaremos a la izquierda una de las iglesias más fotografiadas del país: la Raukokore church. Se encuentra en la «state highway 35» en las inmediaciones de Papatea bay y a 40 kilómetros al oeste de Hicks bay. Es una hermosa iglesia anglicana de madera construida en el año 1894 y su solitaria estampa es precisamente su mayor reclamo. Además, está considerada como una de las «101 must do´s» de la costa este de la isla norte de Nueva Zelanda.

En nuestro caso, la visita fue fugaz, limitándose a contemplar su arquitectura desde el distante y negro asfalto. Es difícil saber dónde parar y no siempre dispondremos de tiempo para detenernos en todos los lugares. De hecho, hacer eso mismo acabaría con las ganas de cualquier aventurero. Para constatar este hecho, deciros que casi todos los viajeros coincidimos en que a los 5-6 meses de viaje es cuando comienza el declive. El cuerpo empieza a necesitar asentarse unos cuantos días en el mismo lugar para descansar.

Carretera sin asfaltar Nueva Zelanda

Es el momento de una nueva decisión. Llegados a este punto sin retorno, es la ocasión de fabular si seguimos por la costa a través de la cuidada brea o, por el contrario, nos acercamos a la localización más al este de la isla hasta alcanzar su imponente faro.

Nosotros continuamos adelante siguiendo un camino de brea de 22 kilómetros y puedo deciros que mereció la pena. Olvidaos de turistas asiáticos ataviados con mil y un complementos para sus cámaras fotográficas. Olvidaos de perros extraviados en soledad buscando alguien con quien compartir la tarde. Estaréis solos amigos. Es por ello uno de mis «must do´s» en la isla norte, sin ningún lugar a dudas y sin que me tiemble el pulso al afirmarlo.

Playa East Cape, Nueva Zelanda

Apenas divisaremos pájaros (incógnita que me impactó dado que me pareció un lugar propicio para ellos), pocas vacas se girarán para preguntar por esas miradas indiscretas y las ovejas definitivamente nos darán la espalda para no interrumpir su merienda. Así pues, la costa será nuestro refugio particular; estaremos exentos ante cualquier contaminación, incluyendo la acústica y lumínica. Sin duda, es el lugar perfecto para recordarnos dónde estamos: en la otra punta del planeta, en uno de los escasos eslabones perdidos que quedan por aniquilar. Por todo ello, seamos conscientes de nuestra suerte y no desaprovechemos la oportunidad de disfrutar al máximo lo que el entorno nos ofrece.

El faro de la East Cape se alza sobre la montaña

A Kiwi Raider se le olvidó afilar el cuchillo de caza y su ballesta estaba siendo calibrada por expertos artesanos de la zona. Es la única razón por la que no llegamos a subir al faro y enfrentarnos al minotauro, que una vez aniquilado, nos hubiera llevado al monstruo final: El fauno y el ojo que todo lo ve.

Pese a la lógica sensación de impotencia, no queda otra sino extender la mano a la resignación con la esperanza de volver algún día. Al mismo lugar, con la misma ilusión y, a poder ser, al menos al lado de la persona con la que hemos compartido esa experiencia. De no ser así, algo habrá cambiado en nuestras vidas: para bien o para mal.

Playa desierta en East Cape

En Cómo ser un kiwi | East Cape isla norte de Nueva Zelanda – Parte 4

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3 Comentarios

  1. Para una vez que bajo la guardia con el mapa y me lo echa en cara!jaja. Lo impostante es que llegamos a todos los lugares, y además «los cortos rodeos» sirvieron para ver nuevas zonas, estaba todo pensado xabi!

    Una pena lo del faro, la verdad que sí, mi patita tardó algun día más en recuperarse al 100%, en fín, hubiera sido mejor tener esas vistas panorámicas pero aunque sea el ir hasta allá nos dejó estampas como las que muestras. Un lujazo!

    Volver? porqué no. Cierra los ojos y descubre todo aquello de nuevo, y lo mejor, descubrete a ti mismo, descubre lo que no sabes que no sabes, aún.

  2. Yo me perdería mil veces al día en estos lugares tan bellos. Abro los ojos y descubro una vez mas la imposibilidad, por a o por b, de poder poner algun dia un pie alla.
    Nos quitaran nuestros sueños, pero no las ganas de soñar.

    Alexandra (Argentina).

  3. Nunca se sabe cuándo va a llegar el momento de ir a un sitio que teníamos pensado. Por ejemplo ni siquiera me había planteado nunca el venir hasta aquí y ya veis ahora…

    Lo de la pata de la aventurera una pena pero hicimos lo que pudimos. Más que suficiente además!

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