Tongariro crossing – Las tierras de Mordor

En las profundidades de la West Coast se forjó el colgante único con el fin de dominar la Tierra del Kiwi. Mucho tiempo después, tras ingerir frutos del bosque, raíces y pequeños insectos, por fin llega el momento de enfrentarnos al destino.

Acompañado de la portadora, elfa de corazón noble, nos disponemos a enfrentarnos al desafío de la naturaleza en la batalla por su supremacía. Es el turno de hablaros de Tongariro Crossing, el catalogado como mejor track de 1 día de Nueva Zelanda, famoso en el mundo entero tras ser escenario de Las puertas de Mordor en la trilogía El señor de los anillos del director Peter Jackson. Orcos, escoria, bichejos que echan espuma verde por la boca… ¿miedo de vosotros?

Podemos hablar de 7 horas únicamente para dejar el coche en el parking, subir rápidamente a Tongariro a tirar el puto anillo (hacerse invisible mola, convertirse en Gollum no mola) y bajar en un «ti-ta» al otro lado. En el caso que os relato, la furgoneta la dejamos en Mangatepopo antes de emprender rumbo al infierno.

Estamos pisando terreno volcánico y en activo aunque su última gran erupción data del año 1975. Desde entonces los dos volcanes descansan plácidamente ofreciendo el hedor de sus gases como únicas tarjetas de visita. Y que así siga siendo (al menos mientras estemos cerca, verlo por la tele sería otra cosa). Al encontrarnos en invierno el paisaje es simplemente espectacular. Apenas montañas en los alrededores y súbitamente dos colosos que erigen del suelo con arrogante mirada, recordando su pasaporte volcánico para los despistados. Sin embargo, a la hora de encarar este track, lo hermoso se convierte en tenebroso.

La nieve como tal, como divertimento en los recreos para tirar «sin querer evitarlo» unas cuantas bolas de nieve al profesor de mates, está bien. De hecho, está muy bien. En la montaña, por el contrario, las cosas cambian ostensiblemente.

Hago memoria y no recuerdo a Frodo pasarlas canutas en ninguna montaña. Total, los Hobbits tienen pies a prueba de bombas y no necesitan bota ninguna para protegerse. ¿Acaso los Hobbits son maoríes? (explicaré mejor esta teoría cuando hable de ellos). Tampoco les hacían falta cortavientos ni camisetas térmicas. ¿Para qué sirve eso?

En el I-site ya nos avisaron de antemano:

-Poneros toda la ropa que tengáis a mano que la vais a necesitar.

En efecto. Nada más salir de la protección de la furgoneta uno se da cuenta que no va a darse un paseo para tomar un helado de recompensa al terminar. Rachas de viento cercanas a los 60 km/h y ventisca de nieve a mitad del camino entre el parking y el comienzo de la ascensión. Así es la montaña, lo que te da te quita. Por eso mismo nunca hay que subestimarla ni tampoco escatimar en recursos.

En una situación normal, un día de verano, podremos disfrutar de maravillosas vistas desde lo alto de Tongariro (o Ngauruhoe si nos hemos desviado). Desde allí unos increíbles lagos bañados en agua caliente con un color muy vivo despertarán nuestro asombro. Pero no estamos en una situación normal.

Llegados a este punto de la película muy probablemente nuestro intrépido Frodo se hubiera rascado la cabeza preguntándose:

-¿Dónde coño está la pasarela para tirar el anillo? ¡No veo un pimiento!

Lamentablemente para nuestros intereses no era aconsejable seguir andando. Primero por no tener material apropiado (eran necesarios crampones) y segundo porque de nada servía seguir hacia adelante si apenas se tenía visibilidad de unos pocos metros. En efecto señores, aunque me gustaría que no fuera así… Prueba no superada. No te preocupes, llegará el día en el que arrojemos el colgante único en tu interior.

Pese a no haber completado por entero el recorrido, creo hablar en nombre de los dos (de Kiwi Jones y Kiwi Raider) cuando afirmo que fue una experiencia inolvidable. No hay nada como sentir el fiero empuje del viento intentando lanzarte al abismo mientras bolas de hielo abofetean tu rostro para darte cuenta lo insignificantes que somos. En la ciudad mandamos nosotros, estoy de acuerdo pero ay amigo, en la montaña estamos desnudos frente a las adversidades.

¡Sentid el frío insensatos!

En Cómo ser un kiwi | Entrevista Carolina Jiménez García, quien está trabajando en El Hobbit